LA LUZ DISIPA LA OSCURIDAD

En los 70’s, cuando yo era una niña, un israelita de nombre Uri Geller empezó a hacerse muy famoso, porque decía tener “poderes paranormales” los cuáles demostraba doblando cucharas, deteniendo relojes o haciendo que trabajaran más rápido y describiendo dibujos ocultos, cosas que lo veía hacer en sus programas de televisión, fue entonces que despertó en mí una gran curiosidad y fascinación por lo sobrenatural. En esa época la sola palabra se ligaba con brujería, hechicería, poderes mentales, etc., cosas que se sobreentendía eran espirituales y que no tenían ninguna explicación lógica o científica; sin embargo, sabía en mi interior, que eso era real pero al mismo tiempo prohibido. 

Algunos de mis familiares habían incursionado en ese mundo, de alguna manera crecí con la lectura horóscopos, las “limpias” de las malas vibras, la lectura de la mano, de las cartas, del café y aún de la colilla del cigarro; como parte del folclore de la familia. Todo eso tenía cierto poder seductor en mi familia; lejos estábamos de entender que esas experiencias nos habían esclavizado haciéndonos creer que podíamos ejercer cierto control sobre los demás, y sobre las circunstancias 

a tal punto, que sin darnos cuenta perdimos el único poder real, el poder sobre nosotros mismos. 

Con el tiempo todos empezamos a experimentar el amargo fruto de incursionar en el mundo espiritual oscuro: confusión, peleas y enemistades, crisis nerviosas y depresión, la manipulación que dañó terriblemente todas las relaciones familiares, y el miedo a manifestaciones espirituales que solo nos hacían sentir pequeños, víctimas a su merced y esclavizados a lo que nos pidieran hacer. 

Jesús vino precisamente a destruir esas obras de la oscuridad, Él está sobre todo poder espiritual, todos los espíritus lo obedecen; esa fue la razón de que tantas cosas desaparecieran de mi familia. Cuál fue mi sorpresa al descubrir que Dios es Espíritu, que la Biblia nos hablaba de un Espíritu y que era Santo, que había seres que nos ayudan que se llaman ángeles y que son espirituales y que visitan la tierra, y que ese Espíritu Santo nos daba poderes: como hablar en lenguas, sanar a otros poniendo tus manos, aun hacer milagros… la gran diferencia, en el Nombre de Jesús, sin estampas, sin objetos, sin hechizos… solo usando lo que no entendía: la fé en Él.

Si tu oyes hoy su voz y lo invitas a ser el rey en tu vida, ningún otro espíritu podrá dañarte, Él es la luz que disipa la oscuridad. 

UN REINO SUPERIOR

Cuando yo era adolescente lo que entendíamos por fe no estaba ayudando a mi familia: el matrimonio de mis padres estaba colapsando; mi madre, en busca de soluciones, había recurrido a diversas formas de ocultismo, a la meditación transcendental y a diferentes terapias, además de rezar el rosario que nos hacía creer que algún alivio vendría del cielo. Mi padre no tenía una estabilidad financiera, cambiaba muy seguido de trabajo y prácticamente no estaba en casa. Y en medio de todo esto, ruidos extraños y presencias oscuras sin razón aparente empezaron a percibirse en la casa, y el miedo comenzó a saturar la atmósfera. 

En lo que era un gran paso de fe para nosotros, mi mamá trajo a un sacerdote a bendecir la casa. Todavía lo recuerdo con una rosa en la mano regando agua bendita para expulsar a los “espíritus chocarreros”, como él los llamaba. Todos nos llenamos de expectación creyendo que la paz volvería a la casa; pero todo fue de mal en peor: más ruidos raros, más miedo y tensiones, más escasez, más incertidumbre y más soledad.

En medio de esto, un día llegó de sorpresa “el compadre Sergio” a visitarnos, con una Biblia en la mano. Nos leyó algunos pasajes de su “gordo libro”. Mamá lo escuchó atentamente, y fue como recibió entendimiento de algunas cosas que debía deshacerse: fetiches y amuletos diversos que ella creía que traerían la ayuda que tanto buscaba. Después “el compadre” nos pidió tomarnos de 

las manos e hizo una sencilla oración proclamando el poder del Nombre de Jesús y Su sangre, conceptos que yo no entendía, y con el corazón lleno de escepticismo, me alejé pensando que todo seguiría igual.

La sorpresa fue que aquellas presencias oscuras se fueron por completo, el miedo desapareció de la atmósfera y yo pensé para mí misma ¿qué poder es éste que hizo que los “espíritus chocarreros” se fueran? ¿Quién es ese Jesús, cuyo Nombre es tan poderoso? 

Éste fue el inicio de un proceso de descubrir y experimentar de primera mano un Reino Superior que puede expulsar a un reino inferior de oscuridad, miedo, desesperanza y de miseria. El libro de Lucas nos relata que Jesús sanó a un mudo expulsando de él un demonio, y para quienes buscaban tener una explicación de lo sucedido, Jesús declaró: “Pero, si expulso a los 

demonios con el poder[h] de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios.21 »Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22 Pero, si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín.” Lucas 11:20-22, NVI

Si has tenido experiencias espirituales que te atormentan y no sabes quién pueda

ayudarte, quiero compartirte que es precisamente Jesús uno más fuerte, quien, con su muerte y resurrección, ha derrotado para siempre al príncipe de la oscuridad.

Te invito a experimentar este poder de Dios que expulsa las presencias oscuras que roban, matan y destruyen, como sucedió con el matrimonio de mis padres y mi familia. Hoy mismo tú puedes experimentar una invasión del Reino de Dios en tu vida. Esto es Sozo.